A menudo, las entrevistas de trabajo se toman como algo monótono y sin apenas diferencias entre unas y otras, a excepción de lo que incluye el CV. Para todos los aspirantes a un nuevo puesto de trabajo, es habitual encontrar similitudes entre las entrevistas, pero ni de lejos son todas iguales.
Ciertamente, los consejos que se dan para realizarlas son los mismos,así como los de la elaboración de un correcto currículum vitae; pero a la hora de demostrar nuestras habilidades, y explicar nuestros logros y nuestra vida, debemos ir más allá. Veamos un ejemplo.
Un buen currículum vitae consta de una página, en la que debemos resumir e incluir todos aquellos datos que resulten relevantes para el reclutador y para la empresa. El siguiente paso, si resultamos seleccionados es la entrevista. En ella hay que aportar nuevos datos, y mejorar los pocos que hemos podido incluir en el CV.
Así, si en nuestro CV ponemos que hemos trabajado durante 2 años en un periódico digital, en la entrevista debemos decir que hemos sido redactores, de noticias económicas, fiscales, de moda o de política. Que hemos realizado 2.000 artículos a lo largo de todo ese año, que tardamos X minutos en realizar un artículo, y que nuestras noticias han tenido X visitas.
Toda información se puede dar de infinitas maneras, la clave es encontrar aquella que llame más la atención y que destaque ante otros. Como es lógico, no podemos poner esto en el CV, y debemos aprovechar la entrevista para que el reclutador conozca de primera mano nuestros logros, y nuestra trayectoria, y si podemos no está de más llevar algún documento que lo avale.
Esto se puede aplicar a cualquier puesto de trabajo y a cualquier situación, eso sí, los datos tienen que ser verídicos, ya que a golpe de click pueden saber si mentimos o no.
Realizar una entrevista correcta, supone hacerlo con nuestras palabras y aportando nuestra visión y forma de pensar. Los datos y la información ya están en el CV. Hay que aportar cosas nuevas.