Si en el anterior artículo que dedicábamos a la confección del primer currículum, le concedíamos una importancia capital al hecho de la formación, como elemento que, no sustituía, pero sí minimizaba la ausencia de experiencia profesional, así como a la información previa sobre el destino de la oferta, a fin de potenciar nuestros conocimiento personales en referencia a dicha oferta, el presente artículo vamos a concluir con otras dos cuestiones muy importantes a la hora de confeccionar este primer currículum, como son las actitudes y los valores añadidos.
Debemos tener en cuenta que nos enfrentamos al envío de un currículum que no presenta especie profesional, pero también, suponemos, que no hemos hecho un envío gratuito y masivo (esto sería otro tema) y que nos dirigimos a quien oferta un empleo sin solicitar específicamente una experiencia profesional previa. Esto no significa que quien hace esta solicitud no vaya a valorar esta experiencia previa, pero sí que tenemos más oportunidades que en caso contrario.
Para convencer de estas oportunidades al reclutador, dentro de un modelo de currículum temático, tal vez el más adecuado, podemos hacer énfasis en nuestras habilidades personales, nuestras aptitudes y las capacidades que hemos puesto juego durante nuestra formación, y que debieran ser elementos fundamentales en nuestro futuro desempeño profesional.
Podemos obviar la experiencia, y en su lugar directamente colocar un apartado de habilidades y aptitudes, o incluso dentro del propio espacio de experiencia laboral del currículum, tras reconocer la ausencia de experiencia laboral realizar un recordatorio de dichas habilidades y aptitudes aplicadas a nuestro período de formación. También podemos hacerlo en abstracto, es decir como un compendio de argumentos y cualidades que pensamos podemos desempeñar, sin embargo esto puede convertirse simplemente en una colección de adjetivos si no lo dotamos de una personalidad concreta, en este caso, con lo que tenemos; nuestros estudios.
A la hora de plantear ya como complementos finales a este primer currículum elementos que planteen valores diferenciales, valores añadidos, obviamente debemos tratar de potenciar lo que en principio parece una debilidad, la juventud; podemos plantear cuestiones como la movilidad geográfica, la adaptabilidad de horarios, la falta de ataduras familiares, en líneas generales cuestiones que tal vez otros perfiles no puedan plantearse con tanta rotundidad, y que en el caso de un primer currículum debe ser sin duda elementos presentes.