No es una novedad, que muchos jóvenes se ofrezcan para dar clases de apoyo a niños en edad escolar o incluso universitaria. Incluso hay profesores que ofrecen clases en grupo, para alumnos de otras universidades o centros en general. Muchas veces, esas asignaturas que se atragantan nos animan a dar el paso hacia un profesor particular.
Lógicamente, este tipo de actividades no lleva un contrato oficial, y tampoco un salario concreto, a no ser que se realicen en una academia u organización destinada a eso. Existen algunas páginas webs en las que se pueden dejar los datos, igual que una bolsa de trabajo, pero menos “profesional”.
Para elegir un buen profesor particular, es conveniente realizar algunas entrevistas, ya que aunque conozcamos que el vecino de abajo da clases a niños de la edad de nuestros hijos, puede no ser lo que buscábamos. Tanto para los que buscan como para los que ofrecen, nunca está de más aportar algún título de trabajo con niños, algún curso o estancia como monitor. Así como títulos de estudios, como por ejemplo los que certifican nuestro nivel en idiomas.
Para un CV “informal” hay que tener en cuenta algunos puntos.
- Lo primero es poner una foto adecuada, ya que una persona que nos va a contratar para ir a su casa por ejemplo, quiere saber cómo es la persona en cuestión. Datos personales, y por lo menos dos teléfonos de contacto, por si acaso.
- Experiencia con otros alumnos, edades y materias impartidas. Niveles de cada una de ellas.
- También hay que señalar nuestros estudios, y los lugares donde nos los han impartido. Niveles de idiomas, con nomenclatura universal. Muchos interesados prefieren contratar a alguien que haya estudiado en el mismo lugar que sus hijos y que ya conozcan el funcionamiento.
- Por último, hay que especificar el sueldo. A pesar de estar dispuestos a cambiarlo, ya que no es lo mismo desplazarse a la otra punta de la ciudad que al edificio de detrás de nuestra casa. Las zonas a las que podemos desplazarnos también son de vital importancia, ya que nos evitarán llamadas para trabajar en zonas muy alejadas que vayamos a rechazar.