Tanto dentro como fuera del trabajo, muchas personas no explotan sus cualidades al máximo. Esta vez, nos centraremos en las cualidades que no explotamos en el trabajo, y que quizás son las que más importancia darían en la empresa. Es lo que se conoce como talento dormido. Como sabemos, muchos universitarios y trabajadores súper cualificados, tiene empleos que no se adaptan a este nivel, y está muy por debajo de lo que pueden llegar a hacer. A veces es por este motivo, por el que algún talento queda desaprovechado.
Desde la consultora de detección de talento, Lee Hecht Harrison, y en colaboración con Adecco, se ha elaborado un informe sobre la existencia de estos trabajadores con talentos dormidos.
- El 60% de los trabajadores españoles, tienen el talento dormido. Bien porque están infravalorados y no se comprometen con su trabajo, o porque no tienen los instrumentos necesarios para desarrollar este talento.
- En comparación con otra encuesta de ámbito mundial, el 20% de empleados no está comprometido con su trabajo y un 50% no pone el suficiente entusiasmo, teniendo en cuenta que un 30% de trabajadores está realmente comprometido, frente al 40% en España.
¿Por qué no se desarrolla el talento?
Los motivos pueden ser varios, y dependen tanto de uno mismo como de las personas que nos rodean. Nuestro trabajo es importante, y para ello necesitamos una formación previa y unos conocimientos, pero no es suficiente. La figura de nuestros superiores también es clave en el desarrollo de estas cualidades. No es lo mismo tener un jefe que nos anime y que apoye nuestras ideas, que uno que vive por y para el trabajo y que solo quiere un trabajo terminado y bien hecho. La motivación es esencial para empezar a crecer en este ámbito.
Otro de los motivos, podría ser el miedo de los propios trabajadores, o también la pereza. El miedo es causado por la incertidumbre respecto a este nuevo talento, y por el pensamiento de si se hará mal o bien el trabajo. También influyen posibles situaciones anteriores en otros trabajos, que no han sido del todo buenas, y por supuesto la confianza (o no), en los jefes.