Existe una tentación, justificada lógicamente en la necesidad de obtener un empleo, a incluir información excesiva en la redacción de un currículum, ya hemos comentado en otras veces que un currículum sobrecargado, lejos de ser una buena idea se puede convertir en un currículum poco apetecible para el reclutador, pero, además, este afán de completar en exceso el currículo vitae, puede llevarnos a errores en los que introducimos cuestiones que, no sólo no son necesarias sino que pueden ser perjudiciales.
En general estas cuestiones van a ser perjudiciales por la imagen que pueden proporcionar al reclutador, una imagen que, como veremos, no es desde luego la más recomendable.
Un error muy común es tratar de explicar los motivos por los que se busca empleo. Esto es un error, realmente lo que estamos tratando es de obtener una entrevista de trabajo para posteriormente acceder a un empleo, se da por descontado que tenemos motivos por los que solicitar dicha opción y es un tema que probablemente va a surgir en la entrevista, pero, que por regla general, sobra en un currículum.
Como indicamos anteriormente la información redundante no resulta precisamente atractiva. Cada vez en mayor medida se han eliminado en los currículum cuestiones como insertar la edad y el género, algo que se da por supuesto tanto en el propio nombre del demandante como en el caso de la edad a través del timeline del curriculum, aquí, fundamentalmente cuando dirigimos nuestros currículum al extranjero, debemos tener presente que existen legislaciones en determinados países donde de hecho la edad del solicitante se encuentra como elemento prohibido de criterio de contratación, por lo que, no debe figurar directamente en las solicitudes de empleo.
Otra cuestión importante, que a veces se olvida, es el hecho de no tocar en absoluto los temas relacionados con ingresos o compensaciones derivadas del puesto de trabajo, ni siquiera a través de cuestiones indirectas como introducir las retribuciones pasadas en otros puestos de empleo. En el proceso previo a una entrevista de trabajo, e incluso dentro de la propia entrevista, lo que nosotros vendemos es nuestra fuerza de trabajo, nuestras capacidades y lo que podemos dar a la empresa contratadora, debe ser ella, tras analizar la conveniencia o no de nuestro perfil, la que nos ofrezca entonces esos salarios y compensaciones los cuales aceptaremos o no pero ya enmarcados dentro de una oferta de empleo.
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