En un momento como el actual, la situación que se deriva de un largo período de tiempo de búsqueda de empleo infructuoso, es sin ningún tipo de duda muy compleja. Y lo es tanto desde la perspectiva de aquellas personas en situación de desempleo sin derecho ya a ninguna prestación y con un bagaje profesional determinado a sus espaldas, como en el caso de quienes pretenden acceder al mercado laboral por primera vez.
De esta situación se derivan un buen número de cuestiones problemáticas que van desde la salud, con un aumento muy notable del estrés, hasta, por supuesto, un cuestionamiento radical por parte de la persona sobre los procesos que está siguiendo a la hora de la búsqueda de empleo, incluyendo aquí el cuestionamiento al currículum que se presenta.
De esta situación a lo que se debe entender como currículum B (o C, o D…) hay un paso, un paso que no resulta en absoluto conveniente pero que muchas personas mal aconsejadas por la situación dan.
En realidad se trata simplemente de tener un supuesto plan B que en teoría mejore nuestro posicionamiento para obtener una entrevista de trabajo, este plan B pasará por una mejora (o así se entiende) de lo que nuestro currículum contiene, o lo que es lo mismo la mentira o el adorno para rellenar el currículum y, en teoría, hacerlo más atractivo para el reclutador.
De entrada y aunque es cierto que por poder, sobre un papel, podemos poner lo que queramos. Cuando se pone en práctica este tipo de mala praxis en la redacción de un currículum, se suele tender a mezclar proporcionalmente realidad con ficción, y aquí no se tiene en cuenta la habilidad de los reclutadores para reconocer rápidamente las incongruencias que en estas situaciones se dan; un currículum lleno de mentiras y medias verdades no tiene necesariamente porque tener más posibilidades de pasar el corte de la entrevista de trabajo que otro que no contenga mentiras, debemos tener en cuenta que con muchas probabilidades ese plan B irá acompañado de algún tipo de contradicción detectable y, motivo inmediato de no convocatoria a una entrevista de trabajo.
Pero, aun suponiendo que se pasara ese primer corte, las contradicciones inmediatas en las que vamos seguramente a incurrir ante un reclutador hábil simplemente nos habrá hecho perder el tiempo a nosotros y a él, cuando ambos podríamos haberlo empleado de mejor manera.
Es cierto que puede existir un porcentaje muy pequeño de personas que obtienen sus empleos a partir de los engaños en un currículum, sin embargo, también el nivel de posibilidad de fracaso en el desempeño laboral, donde probablemente más incidencia sea haya realizado a la hora de ponderar conocimientos y habilidades no poseídas, es altísimo.
En definitiva en una situación de desesperación por no obtener respuesta a los envíos de currículum, la tentación efectivamente puede ser grande, sin embargo el recurso definitivamente no es bueno.
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